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La pampa y el mar se caracterizan por ser paisajes extensos y horizontales cuyos límites se diluyen en el horizonte. La casa se plantea en el encuentro difuso donde conviven ambos paisajes. Entendiendo su posición física, se pretende a través de la casa experimentar ambos paisajes, planteándose en consecuencia un área común con expansiones y visuales hacia el campo y el mar. Reforzando la idea de focalizar dichos paisajes, y como protección del viento constante del norte y las tormentas del sur, se organizan los espacios exteriores para convivir con las distintas cualidades de cada orientación. El área de expansión del mar es descubierta para poder captar el sol los días que el clima lo permite, y la del campo es semi cubierta para protegerse del sol y los vientos predominantes de la zona.
La casa se apoya sobre el terreno por medio de un sistema de 4 postes que confluyen en una base de hormigón buscando de esta manera alterar mínimamente el médano existente fijado por el tiempo.
Con el objeto de optimizar los metros cúbicos, producto de trabajar con una cubierta inclinada, y las distintas configuraciones posibles que implica una casa de alquiler, se plantean entrepisos sobre los dormitorios que participan espacialmente del área de estar.

Dados los condicionantes del sitio y la decisión de utilizar un sistema constructivo mínimamente invasivo que permita mantener el paisaje circundante lo más inalterado posible, se optó por una construcción simple de chapa y madera. Con el aporte de una aislación térmica adecuada y ventilaciones cruzadas en todos sus ambientes se buscó utilizar el viento constante de la zona para lograr un óptimo acondicionamiento interior.